sábado, 27 de marzo de 2010

LA MINA DE SAL

RECOPILADOR: Fredy Lozano Pashanasi


Pasaron ya muchos años en que el indio vivía completamente feliz. A su alcance se encontraba una mina de sal. Todos sabían que la mina tenía su madre, encargada de vigilarla, y a pesar de que se extraía bastante sal, esta no disminuía.

Más cuando se decía que su madre era un allaquin, que cada vez que arrojaba su moco, este se convertía en sal al contacto con el suelo; eso nadie lo creía.

Pasaron muchas lunas , hasta que un día la felicidad reinante fue perturbada por la llegada de una anciana toda desgreñada , con la ropa echa mugre y los mocos que se le caían por la boca y para colmo después de manifestar venir de lejos pidió que lo aceptaran para vivir en ese lugar.

Solo los más pequeños de cuando en cuando miraban por los huecos de su choza para ver que es lo que hacia y así descubrieron que a su comida le echaba moco.

Llegó la fiesta que duró ocho días, nadie se dio cuenta que la anciana estaba en la fiesta. Una persona comentó que a la comida le faltaba sal. Todos los cocineros buscaban sal, hasta que la anciana sin decir nada, se acercó a las ollas y a cada una le echó sus mocos.

Todos quedaron pasmados y uno de ellos dijo: ¡qué asco, qué sucia es esa vieja!

Al oír esto, la anciana toda molesta exclamó: por el asco que me tienen, desde ahora ya no tendrán sal a su lado, tendrán que buscarlo lejos de aquí con trabajo y sufrimiento y en cada viaje que hagan la sal se derretirá con la lluvia y les quemará la espalda. Dicho esto la viejecita desapareció y la gente sin dar importancia a sus palabras siguió con la fiesta.

Al día siguiente algunos se fueron a ver si todavía había sal, solo vieron la vegetación. La sal había desaparecido.

FUENTE: MARINO LOZANO FIDALGO

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