Recopiladora: Santillan Morales Silvana
En la plaza de Acari, un negro llamado Metodio Nazarino consiguió vestir el hábito de sacristán, un jefe no lo quería y trató de echarlo, pero no pudo y lo pusieron de campanero. Él estaba bien, sólo por tocar la campana a las 6 de la tarde ganaba 6 soles.
Metodio y sus ayudantes que vivían siempre en vigilia tenían que repicar cada vez que pasara el obispo de Carabeli o el gobernador del pueblo; su trabajo hasta entonces había durado 25 años.
Un día pasaba por ahí el gobernador Lan –chu con su carruaje, como no conocían bien los carruajes lo confundieron con el que predecía los temblores. Así todos salieron apresurados.
Se suponía que el negro y sus ayudantes tenían que haber repicado pero ninguno estaba; eso le sorprendió al gobernador, y trato de averiguar.
Al día siguiente Lan-chu averiguó, y el campanero por no confesar que no estaba en su puesto, dijo, que vio pasar el carruaje pero no creyó conveniente repicar.
El gobernador que no creía nada; calificó con un castigo, el cura cogió una chilca y dio 5 azotes en la espalda del negro, quien dentro de si mismo juró vengarse.
No había pasado aún 1 semana cuando a las 12 comenzó un fuerte repique y la gente del pueblo en pleno sueño salió pero no había nada, todos murmuraban.
Su excelencia Lan –chu a las 11 de la noche –hora que no había ni un alma en el pueblo-salía por la una puerta excusada bien tapado en compañía de su mayordomo a visitar a una hermosa mujer. Pasado unas horas en intimidad, más de la media noche regresó con la misma cautela y misterio.
Al día siguiente fue notorio en el pueblo que un paseo nocturno del gobernador había motivado el inoportuno repique y hubo comentarios.
Mas el gobernador que se enteró de estas murmuraciones, llamó secretamente a Metodio al lugar donde se hospedaba. El gobernador comenzó a decirle por que había repicado y siendo poco prudente, respondiéndole el negro que ya había aprendido la lección: que cada vez que él pasara tenía que tocar la campana y no entendía por que se quejaba. Pensando, el gobernador le preguntó que deseaba para no hablar de lo que vio
… -Metodio se quedó pensando –y como era corto de genio le pidió que intercediera para volver a ser sacristán y ganar 15 soles y una chacra.
A los 2 meses este negro fue ascendido de campanero a sacristán, según cuentan, el se volvió sacerdote y después una buena autoridad en la iglesia
Fuente: Pedro Arechua Anampa edad: 66
No hay comentarios:
Publicar un comentario